Equipo 1 (Fiscalía acusa) Equipo 2 (Defensa)↓↓↓↓↓↓
Los tres chanchitos
A partir del cuento “Los tres chanchitos” que se acompaña como Anexo, implementar un alegato de apertura de acusación contra el Lobo por hostigamiento (si son Fiscalía) y preparar uno de defensa si son Defensoría.
El alegato será oral, deberá ser de entre a cinco/siete minutos. Luego, cada contraparte tendrá un minuto para una réplica.
Tener en cuenta:
Tener una lema de inicio
No nos importa tanto el análisis jurídico del caso, sino el saber contar la historia según la conveniencia del rol asumido.
Terminar pidiendo pena o absolución (o lo que estimen correspondiente)
Pruebas que ambas partes reconocen como hechos no controvertidos:
Foto de casa de paja derrumbada
Foto de casa de madera derrumbada
Foto del lobo al día siguiente del incidente con los chanchitos
Las pruebas para imprimir y usar están al final de los casos.
Cuenta:
Había una vez tres cerditos que vivían en casa de sus padres. Pero a medida que iban creciendo, la casa se volvía más pequeña para darles cabida a todos, así que un día su padre les dijo: "Hijos... tendrán que marcharse y abrirse camino en la vida por sus propios medios..."
El cerdito más joven, decidió construirse una casa de paja. En un rato la choza estaba ya hecha; y entonces se tiró a dormir la siesta .
El segundo cerdito, prefirió hacerse una cabaña de madera. No tardó mucho más en construirla; y luego se fue a comer manzanas y pasear.
El tercer cerdito, se construyó una casa de ladrillos y cemento. Tardó bastante más que sus hermanos en construirla, y estos se le burlaban porque dedicaba demasiado trabajo para tener un techo. Pero después de unos días la casa había quedado terminada.
Al ver a los nuevos vecinos que se instalaron en la comarca, el Lobo no tardó mucho en acercarse a sus casas. Se dirigió a la puerta de la casa de paja y dijo:
— Cerdito, cerdito, por favor, déjame entrar.
— No, no, ¡ni hablar! — dijo el primer cerdito, echando el cerrojo a la puerta.
— ¡Ábreme la puerta, cerdito! ¡Ábreme, o soplare y soplaré y tu casa derribaré!
Como el cerdito no la abrió, el lobo soplo con toda su fuerza, y derrumbo la casa de paja.
El cerdito, salió corriendo y se fue hacia la casa de madera de su hermano, y le pidió que lo dejara entrar. El segundo cerdito al ver el estado de pánico de su hermano le abrió.
El lobo llegó a la casa de madera , y ya delante de la puerta, llamó y dijo:
— Cerditos, cerditos, por favor, déjenme entrar.
— ¡No lobo!, vete de aquí. Aquí no te queremos.
– ¡Ábrame la puerta! ¡Ábranme, o soplare y soplaré y la casa derribaré!
Pero el segundo cerdito tampoco le abrió, entonces el lobo sopló y sopló, y la cabaña derribó. Muy asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su otro hermano. El hermano los vió llegar aterrados, y los dejó pasar.
Inmediatamente llego el lobo a la puerta y dijo:
– ¡Ábranme la puerta! ¡Ábranme la puerta o soplare y soplaré y la casa derribaré!
Pero el cerdito dueño de casa le dijo:
– ¡Sopla todo lo que quieras Lobo, pero aquí no te vamos a abrir!
Entonces el lobo soplo y soplo; y sopló con todas sus fuerzas, pero la casa ni se movía.
El lobo se quedó casi sin aire, pero aunque estaba muy cansado, no desistió. Buscó una escalera, subió al tejado de la casa y se deslizó por la chimenea. Pero los cerditos ya habían adivinando sus intenciones, así que habían puesto al final de la chimenea una olla con agua hirviendo; de manera que cuando el lobo se dejó caer por la chimenea terminó quemándose con el agua hirviente. Dio un enorme grito, y salió aullando de dolor, para nunca más volverse a ver por la comarca.
Equipo 3 (Fiscalía acusa) Equipo 4 (Defensa) ↓↓↓↓↓↓
caperucita roja
A partir del cuento “Caperucita Roja” que se acompaña como Anexo, implementar un alegato de apertura de acusación al Lobo feroz por intento de doble homicidio (si son Fiscalía) y preparar uno de defensa si son Defensoría.
El alegato será oral, deberá ser de entre a cinco/siete minutos. Luego, cada contraparte tendrá un minuto para una réplica.
Tener en cuenta:
Tener una lema de inicio
No nos importa tanto el análisis jurídico del caso, sino el saber contar la historia según la conveniencia del rol asumido.
Terminar pidiendo pena o absolución (o lo que estimen correspondiente)
Pruebas que ambas partes reconocen como hechos no controvertidos:
Canasta con alimentos
Anteojos de la abuelita
cuchillo de cazador
Las pruebas para imprimir y usar están al final de los casos.
Cuenta:
Había una vez una niña muy bonita a quien su madre le había hecho una hermosa capa roja, y como la llevaba puesta todos los días, la gente de la comarca le llamaba Caperucita Roja. Un día, su madre le pidió que llevara unos alimentos a su abuelita, que vivía al otro lado del bosque, porque la pobre anciana estaba muy enferma y le sentaría bien ver a su nietita y comer algo rico. Pero le advirtió: "Caperucita, ve por el camino largo que rodea el bosque, y no vayas a tomar el atajo que lo atraviesa, porque allí está el lobo feroz".
Caperucita Roja asintió con su cabeza, tomó la cesta con los alimentos y se puso en marcha. Pero al llegar a la bifurcación del camino, supo que llegaría más rápido si tomaba por el bosque, y además, eso le daría tiempo para quedarse jugando un rato con sus amigos del bosque, los pájaros, las ardillas y los conejos.
Cuando ya iba llegando a la mitad del bosque de repente vio al lobo apoyado contra un árbol que al verla pasar le dijo:
- ¿Hola niña, qué llevas en la canasta?
-Hola –respondió-, llevo unos alimentos para mi abuelita que está muy enferma.
-Ah..., muy bien, que buena niña... ¡que tengas un lindo día!
Caperucita continuó tranquila su camino, y pensó, "el lobo se ha ido, no tengo nada que temer". Así que se quedó jugando con las ardillas y conejos.
Pero mientras tanto, el lobo corría hacia la casa de la abuelita. Llamó suavemente a la puerta y la abuelita, creyendo que era su nieta, le dijo que pasara, que estaba la puerta abierta.
Casualmente, un cazador que por allí pasó vio la escena, y le extrañó que la abuelita dejara entrar al lobo a su casa, pero prefirió no meterse en la vida de los vecinos.
Ya adentro de la casa de la abuelita, el lobo se acerco a la cama de la anciana y de un bocado se la devoró. Se puso su gorro rosa y sus anteojos, y se metió en la cama. Al tiempo llegó Caperucita Roja muy contenta, vio la puerta abierta y entró. Se acercó a la cama, y vio que su abuela estaba muy cambiada, y le preguntó...:
-Abuelita, abuelita ¡que ojos tan grandes tienes!
-Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
-Abuelita, abuelita, ¡que orejas tan grandes tienes!
-Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.
-Abuelita, abuelita, ¡que dientes tan grandes tienes!
-Son para... ¡comerte mejoooor! —gritó el lobo y la devoro de un solo bocado.
Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y pensó echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la abuelita. Pidió ayuda a un campesino y los dos juntos llegaron al lugar.
Al llegar, vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama profundamente dormido de tan lleno de comida que estaba.
El cazador escuchó que de su panza salían unas voces que pedían auxilio, así que tomó su afiladísimo cuchillo, abrió el vientre del lobo y pudo rescatar a Caperucita y su abuelita que se abrazaron llorando de alegría.
Pero el cazador se dijo, "habrá que hacer algo con este lobo, pues si lo dejamos así, pronto volverá a tener hambre y matar a más gente". Así que le pidió a Caperucita que trajera muchas piedras. Cuando tuvieron las suficientes, Caperucita y él se las pusieron en el estómago, y luego la abuelita lo coció. Cuando el lobo se despertó, se sintió muy pesado, e inmediatamente vio que el cazador le apuntó con su escopeta, así que salió corriendo de la casa como pudo, mientras eluía los disparos.
Caperucita se sintió culpable por todo lo que le había pasado a ella ya su abuelita, y prometió nunca más desobedecer a su mamá.
Equipo 5 (Fiscalía acusa) Equipo 6 (Defensa)↓↓↓↓↓↓
La Cenicienta
Ejercicio de alegatos de apertura
A partir del cuento “La Cenicienta” que se acompaña como Anexo, implementar un alegato de apertura de acusación de La Madrasta por maltrato (si son Fiscalía) y preparar uno de defensa, si son Defensoría.
El alegato será oral, deberá ser de entre a cinco/siete minutos. Luego, cada contraparte tendrá un minuto para una réplica.
Tener en cuenta:
Tener una lema de inicio
No nos importa tanto el análisis jurídico del caso, sino el saber contar la historia según la conveniencia del rol asumido.
Terminar pidiendo pena o absolución (o lo que estimen correspondiente)
Pruebas que ambas partes reconocen como hechos no controvertidos:
Par de zapatos de cristal
Una prenda de ropa sucia y rota.
certificado nupcial
Las pruebas para imprimir están al final de los textos.
Cuenta:
Había una vez un hombre que vivía muy feliz con una de las mujeres más dulces y bondadosas de la Comarca. La pareja tenían una hija que además de ser muy bella, era tan buena como su madre. Pero un día, una enfermedad mortal atacó a su madre y murió.
Al tiempo, el hombre se volvió a casar, pero esta vez, con una de las mujeres más soberbia y orgullosa del pueblo, que tenía dos hijas iguales a ella. Todos vivían en la misma casa y al principio la relación era buena. Pero los días fueron pasando, y las hermanas aprovechaban que el padre salía a trabajar todo el día para hacer con la niña lo que querían, y la madrastra jamás la protogeía, pues en realidad, nunca había podido soportar a esa joven buena y bella que hacía aparecer a sus hijas como dos seres odiosos. Fue así que comenzó a obligarla a hacer las tareas más viles de la casa: limpiar los baños, fregar los pisos, limpiar los cuartos, deshollinar la chimenea, etc. y su lugar de descanso no era una habitación, sino el altillo, y en luhar de cama tenía un oloroso y mísero camastro.
Cuando terminaba sus quehaceres y quería sentarse a almorzar con sus hermanastras, la mujer se lo impedía, y la hacía comer en el suelo cerca de la chimenea, por lo que su ropa y su cuerpo siempre estaban llenos de cenizas; de allí que la apodaran Cenicienta.
La pobre muchacha aguantaba todo con infinita paciencia y cuando llegaba su padre a la noche, disimulaba su tristeza para no causarle problemas.
Un día, el Príncipe de la comarca dio un baile al que invitó a todas las doncellas. Al enterarse las hermanastras se pusieron a buscar los vestidos y peinados que mejor les sentarían; nuevo trabajo para Cenicienta pues era ella quien planchaba y plisaba los adornos de sus prendas. En la casa, no se hablaba de otra cosa que no fuera de cómo irían arregladas.
El día del baile, mientras Cenicienta peinaba a la hermana mayor, ésta le preguntó si le gustaría ir con ellas... a lo que Cenicienta, entre alegre y dubitativa, le preguntó si se estaba burlando de ella... o en realidad la invitaba. ..? La hermanastra echó a reír a carcajadas y le dijo: ¿¡¡cómo crees que pueden tomar en Palacio que asista una sierva…!!!? ¡No, Cenicienta! tu no irás…jajajaja.
Fue así que las hermanastras se fueron acompañadas por madre al baile, dejando todo desordenado en la casa, y diciéndole a Cenicienta que para su vuelta debía estar todo impecable.
La pobre muchacha comenzó a arreglar todo el desorden mientras se compadecía de su vida miserable, y cuando una lágrima tocó el suelo, se le apareció su Hada Madrina y le dijo: Hola querida… te vengo viendo hace tiempo y veo que tu vida va de mal en peor… ¿Te gustaría ir al baile?, ¡Ay, sí!, dijo Cenicienta suspirando ¡Bueno, yo te haré ir! Tomó un zapallo y unos ratones, los tocó con su varita mágica e instantáneamente se convirtió en un carruaje con caballos y cochero. Luego, tocó las prendas de Cenicienta y quedó vestida como una princesa. Después de tocó sus zapatos gastados y aparecieron los zapatos de cristal más hermosos del mundo.
Cenicienta subió al carruaje y antes de arrancar el hada madrina le dijo que a la media noche el hechizo se desvanecería, aunque podría quedarse con los zapatos como un recuerdo de ella.
Al llegar al baile, ni bien el Príncipe vio a Cenicienta quedó enamorado. Bailaron, se rieron y la pasaron tan bien que el tiempo voló. De pronto comenzaron a sonar las campanas del Palacio que daban las doce. Sin mayor explicación, Cenicienta abandonó al Príncipe y corrió hacia su carruaje. Se echó a andar y al doblar la esquina, el hechizo se desvaneció. Sus ropas volvieron a ser harapos, y sólo le quedó un zapatito, ya que el otro se le había salido al bajar corriendo las escaleras del Palacio.
Llegó a su casa caminando, y poco después, llegaron sus hermanastras
y su madrastra. Miraron que todo seguía revuelto tal como cuando se había ido,
y le recriminaron a Cenicienta que no había limpiado y ordenado nada. La
madrastra le dijo que no se iría a dormir hasta que la casa brillara. La joven
trabajó toda la noche y recién se fue a dormir después de prepararles el desayuno
a sus hermanas que ya se despertaban. A la media hora la madrastra se acercó a
su camastro y le dijo que se levantara para limpiar las cosas del desayuno.
Cenicienta lo hizo, y esa misma tarde cayó agotada por el cansancio sin que
nadie llamara a un médico o le acercara a su lecho un vaso de agua.
Mientras tanto…, el Príncipe estaba desesperado por volver a ver a
esa bella princesa de la cual sólo le había quedado su zapato de cristal. Para
encontrarla, envió emisarios a cada punta de la comarca para que le probaran el
zapatito a cada joven. Una tarde llegó un hombre de Palacio a casa de
Cenicienta y le probó el calzado en sus hermanastras, pero a pesar de los
enormes esfuerzos, sus pies no entraban. Cuando el hombre se estaba por ir, vio
que en el jardín había una joven sucia y maltrecha; preguntó por ella y las
hermanastras le dijeron que era la sierva de la casa, y que ni se preocupara por
probárselo a ella. Pero el hombre dijo que tenía órdenes de probárselo a todas
las jóvenes.
Probó el zapatito en el pie de Cenicienta, y vio que le encajaba sin esfuerzo. Grande
fue el asombro de las dos hermanas, y más grande aun cuando Cenicienta sacó de
su bolsillo el otro zapato de cristal y se la puso. Las hermanastras comenzaron
a acusarla de haberles robado el zapato y pedirle al funcionario del Palacio
que la llevara a prisión. Pero en ese momento, apareció el Hada Madrina, tocó
con su varita los harapos de la joven y se convirtieron en prendas más bellas
que las de baile.
Al ver esto, las hermanas y la
madrastra supieron que Cenicienta era la joven que había bailado con el
Príncipe en el palacio la noche del baile y que sería la futura reina. Así que
se arrojaron a sus pies y le pidieron perdón por todo el daño que la habían
hecho todos estos años y Cenicienta las perdonó. Fue llevada ante el príncipe;
pocos días después se casaron y vivieron felices.
PRUEBAS PARA IMPRIMIR Y USAR EN ALEGATOS
Pruebas del caso: Caperucita
Pruebas del caso: Cenicienta
Pruebas del caso: Los tres chanchitos
En este enlace dejo una imagen que muestra como nuestra boca pronuncia laa palabras. Esta en inglés pero esta muy bueno
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