Hoy me tomé un taxi hasta mi casa. Al llegar la tarifa marcaba $180, pero cuando fui a pagarle, solamente tenía billetes de $500. Cuando se lo estaba por dar, el taxista me dijo que no tenía cambio. Miré nuevamente mi billetera y nada, yo tampoco. Como estábamos en la puerta de casa, le dije que me esperara que yo iba a buscar y le bajaba la plata. Medio que no le cerraba la idea…., y me decía que cuando le hacían eso siempre lo cagaban. Entonces medio murmuró “por qué no me deja Ud los 500”. Evalué si tener confianza en este hombre que parece lo habían cagado, y le dije que está bien, quería ser el cliente que le devuelve la fe en el otro.
Subí a mi casa, y tampoco encontré cambio. A $180 no se llega con las moneditas de los bolsillos del saco ni de la mesita de luz. Bajé y le pedí que me acercara hasta el chino de la otra cuadra. Llegamos ahí, y le pedí el billete de $500 para buscar cambio. Pero sutilmente se negó, diciéndome que yo tenía otros como le había dicho. Que el no se iba a ir, como ya me lo había demostrado. Le dije que si, pero que yo ahora quería una muestra de confianza de él para conmigo. Pero no pude convencerlo, y me decía con tono cansino no “no quiero discutir señor…”.
No sé si me dio pena, me pareció un imbécil, o yo tampoco quería discutir.
Me fui para el chino, compré un vino, y así hice cambio. Volví al auto, abrí la puerta trasera y le dije “ya tengo el cambio, dame los 500”. Y nuevamente, el paranoico me dijo, no, primero deme los 180. Ahí me saltó la térmica. Hasta ahora había tratado de brindarle mi confianza para que él confiara en mí, pero esto ya era demasiado. Me saqué, elevé el tono de voz, le dije que era una mala persona, un ingrato un chiquilín, y finalmente, que iba a llamar a la policía. El tachero, impasible, me decía, tranquilo, tranquilo, y yo con el celular en la mano marcando el 111. No contestaba nadie (claro, ahora tranquilo recuerdo que es el 911 o 101) así que corté, metí la cabeza adentro del auto nuevamente, y le dije, está bien te doy los 180 con una mano y vos me dás los 500 con la otra. Y podés creer que como si se tratara de una negoción de Narcos hicimos el intercambio.
Me separé del auto, y cerré la puerta mientras le dije un par de barbaridades tales como ojalá no te cruce nunca más en mi vida tachero miserable, por gente como vos es que este país está como está, y ojalá te metan preso, tachero de mierda. Cerré de un portazo y me fui lleno de cortisol para mi casa.
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